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Pizarro y los mochica históricos

Pizarro y los mochica históricos


Cuando Francisco Pizarro y sus tropas pasaron por Lambayeque camino a Cajamarca, ya no quedaba nada de las viejas civilizaciones que habitaron la región. Las guerras internas o las catástrofes producidas por el Fenómeno del Niño habían acabado con las portentosas culturas y sólo quedaban las ruinas de sus enormes monumentos como un recuerdo de su viejo esplendor.

Las cosas han cambiado gracias al trabajo de historiadores y arqueólogos, quienes en los últimos treinta años han logrado desentrañar los secretos de un pueblo que durante siglos hizo de Lambayeque uno de los centros culturales más importantes del mundo.
Todo turista que visita Lambayeque debe saber que cada rincón del departamento guarda un pedazo de historia.

Basta salir de Chiclayo y a sólo doce kilómetros al norte está la ciudad de Lambayeque, parada obligatoria para visitar el Museo Enrique Brünning y tener una idea general de su historia. Desde ahí se puede seguir hasta Mochumí y Túcume, para visitar el misterioso complejo arquitectónico que rodea al cerro Purgatorio, donde se puede ascender por escaleras que llevan hasta un mirador, permitiendo una visión sobrecogedora de esta enigmática urbe, bautizada por los turistas extranjeros como "El Valle de las Pirámides", en alusión a Egipto.

De regreso a Chiclayo es casi un peregrinaje continuar hasta el pequeño poblado de Sipán, más precisamente al complejo arqueológico de Huaca Rajada, escenario del fastuoso descubrimiento de las Tumbas Reales del Señor de Sipán. Con un poco de suerte se puede tener como guía al propio Lucho Chero, arqueólogo que acompañó a Walter Alva en la investigación y excavación de las tumbas. Allí se puede observar un réplica de la tumba tal y como figuró el día del entierro de ese misterioso gobernante enterrado hace mil años en el mausoleo real de Sipán.

Otras zonas de interés turístico y arqueológico es Batán Grande, siguiendo el viejo camino que va hacia Ferreñafe, donde se pueden contemplar enormes pirámides de lo que fue una de las ciudadelas más importantes de las culturas Moche y Sicán.

Al sur de Chiclayo, siguiendo por la carretera Panamericana se llega hasta Mocupe y, desde ahí, se toma el camino que va hacia Oyotún, pasando por Nueva Arica, para contemplar en la Pampa Caña Cruz los enormes geoglifos diseñados con piedra volcánica en las laderas de los cerros, como para que se puedan contemplar desde el cielo.

Mil años de soledad
Nadie sabe a ciencia cierta qué sucedió con las portentosas civilizaciones preincaicas que florecieron en el norte del Perú. Las guerras internas, sucesivas invasiones de pueblos vecinos o los estragos de catastróficos Fenómenos del Niño pusieron fin a estos orgullosos y prósperos pueblos, dejando para la eternidad sus imponentes pirámides o los enigmáticos mensajes descritos en su fina orfebrería y en su cerámica.

La delicada y silenciosa labor de los arqueólogos ha logrado desentrañar la cosmovisión de un mundo perdido, de una cultura que poco a poco se va descubriendo en cada tumba, en cada muro, en cada pieza desenterrada.

Durante mil años estuvieron ocultos los secretos de un pueblo orgulloso, creativo y feroz. Una civilización de adobe y oro que sigue escondiendo sus secretos en cada rincón de Lambayeque.

El Señor de Sipán
A fines de febrero de 1987-recuerda el arqueólo Walter Alva- una verdadera "fiebre de oro" conmocionó el tranquilo pueblo de Sipán, pequeña villa rural rodeada de campos de cultivo de caña de azúcar en el cálido valle de Lambayeque, al Nor-Oeste del Perú.

Decenas de campesinos de las localidades vecinas, hombres, mujeres y niños armados de palas, cedazos, cualquier herramienta o sólo sus manos hurgaban la tierra en busca de fragmentos metálicos sobre las faldas de una antigua plataforma de adobe, donde escasos días antes un audaz grupo de ladrones de tumbas pre-hispánicas, conocidos como "huaqueros", había profanado y saqueado la rica tumba de algún personaje importante de la antigua Cultura Moche o Mochica, desarrollada en la región entre los siglos I y VI D.C.

Pudimos deducir esto al examinar una parte de los objetos requisados por la policía en la casa de los integrantes de la banda. Entre ellos, se encontraba una reluciente y naturalista cabeza humana de oro con ojos engastados en plata y pupilas azules de lapislázuli. Esta bella efigie de pronunciada nariz era casi perfecta y recordaba las famosas "cabezas retrato" de la cerámica de la Cultura Moche. Dos grandes y expresivos rostros de puma o jaguar en metal dorado mostraban su feroz actitud con la boca replegada y agudos colmillos de concha roja.

Entre otros, del total de treinta y tres objetos requisados, se encontraban también dos perfectas representaciones de frutos de maní en oro (tres o cuatro veces mayores al tamaño natural), colgajos alargados del mismo metal limitando recortes de concha, cuentas de collar y otros objetos de cobre dorado y plata.

Las dimensiones, singularidad de las representaciones, calidad artística y perfección en la técnica metalúrgica no dejaban duda de que se trataba de la recuperación policial más importante de los últimos años. Sin embargo, por nuestro conocimiento de las antiguas culturas del norte peruano, tampoco pudimos poner en duda que estas piezas resultaban el componente parcial de ornamentos mayores típicos, obviamente repartidos entre los saqueadores.

Sólo un enterramiento real podía ofrecer artefactos de una artesanía tan perfecta. Donde existió una tumba, cabía también la posibilidad de otra aún intacta. Pocas horas después, una inspección nos permitió constatar con profundo estupor cómo los profanadores cerca de su vivienda habían destruido y arrojado decenas de restos de cobre dorado pertenecientes a ornamentos o figuras que, pese a su enorme potencial informativo, carecían de valor comercial.

El saqueo de tumbas antiguas en el Perú, un país con un extraordinario pasado de muchos pueblos y culturas que culminan en el Imperio Inca, no constituye un hecho circunstancial o aislado, prácticamente se inicia con la conquista española en el siglo XVI y continúa hasta hoy.

fuente: http://www.enjoyperu.com/andares/andares06-lambayeque-cuna-de-civilizaciones2.html

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